Desde que nos hemos cambiado de casa, y solo han pasado dos días, las ojeras me llegan a los pies y la energía... bueno, la no energía, porque no tengo ni aun tomándome ginseng, pues no me dura ni hasta la hora del café.
Ayer fuimos en coche hasta Sydney Parade a coger el tren. Al menos Jimena no vomito, que no es poco dadas las circunstancias. Me había levantado a las 6 y media después de una nochecita de órdago de Jimena (normal también dadas las circunstancias, los cambios nos afectan a todos) y después del viajecito en coche, el tren, y el caminito andando/en brazos hasta la guarde, deshice el camino para volver a UCD al trabajo. Total, llegue a trabajar a las 10, no está mal...
A las 4 y media estaba saliendo por la puerta de nuevo para coger el bus hasta Connolly, de ahí caminar hasta la guarde, coger a Jimena, dejarle una llamada perdida a Jorge para que cogiera el coche y llegar a buscarnos a Sydney Parade mientras nosotras hacíamos el viajecito en tren. Total, llegamos a casa a las 6 y media. Todo esto diez minutos arriba o abajo, no es exacto, pero aun así son un mínimo de 90 minutos de viajecito cada vez.
No podéis imaginar las ganas que tengo de que esto termine...
Esta mañana me he dado cuenta de que me había dejado unos tubos fuera del congelador y tenía que estar aquí a primerísima hora para guardarlos, así que, después de otra nochecita toledana (dos de dos, no está mal), Jorge se ha ido a llevar a Jimena esta vez por otro camino. Han cogido el Luas en Milltown y han ido al St Stephen's Green, de ahí, andando hasta la guarde (esta vez con carrito) y de vuelta Jorge se ha cogido el bus. Total, otra hora y media de viaje, así que ya me voy mentalizando de lo que me espera dentro de una horita...
Bueno, al menos mañana ya es miércoles...
1 comentario:
Pero, a ver, no has habiais cambiado de casa por eso del transporte, la cercanía y esas cosillas? Creo que me he perdido un capítulo.
Un saludo y os mando muchas fuerzas desde aquí.
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