lunes, 9 de septiembre de 2013

La mala educación

Lo que me faltaba por ver en este país, lo he visto hoy.
Esta mañana he ido al centro de Santander con las niñas, por dar una vuelta, que los días se hacen muy largos, y nos hemos cogido el autobús. Como Jimena se sigue mareando bastante, la he acomodado en un asiento mirando hacia delante, mientras que Aldara y yo nos hemos sentado en uno en dirección contraria a la marcha (ella en mi regazo), para dejar libre el otro para otro pasajero.
Jimena iba, concretamente, en el asiento que hay a la entrada del bus, en la fila que no va detrás del conductor, un asiento que es individual. Aldara y yo, sin embargo, íbamos en uno de los que están señalizados como para personas mayores o con dificultades de movilidad (asientos rojos), pero teníamos a Jimena cerquita por si necesitaba algo.
A medio trayecto, y cuando aun quedaban asientos rojos libres (y de los otros, pero todos en sentido contrario a la marcha), se ha subido en la parada una señora mayor, de estas emperifolladas hasta las cejas, con su permanente y su bolso bien agarrado y se ha acercado a Jimena a decirla (que no pedirla por favor) que se bajase de ese asiento que era para personas mayores. Jimena no ha dicho ni pío y se ha empezado a levantar.
Yo ya estaba dispuesta a decirle que no lo hiciera, que había asientos libres de sobra para la señora en cuestión, pero la chica sentada en el asiento detrás del conductor se me ha adelantado. Muy amablemente le ha dicho que había otros asientos libres, que además estaban señalizados para personas mayores, no como el de Jimena, pero que no obstante, ella le dejaba el suyo porque la niña se podía caer si la hacia bajarse del asiento e iba bien sentada en un asiento normal.
Podéis suponer que las únicas “gracias” que se han escuchado han sido las mías, porque la señora ni se ha inmutado, se ha sentado y listo, y ni siquiera se ha girado cuando hemos hablado, la chica y yo, de la mala educación que gasta la gente mayor, que se creen que tienen derecho a todo. A la pobre Jimena, por supuesto, no le llegaba la camisa al cuello…
Joer, que me pidan a mi, un adulto, que me retire de un asiento si está reservado para ancianos, vaya y pase, pero a un niño?
Me parece indignante, de verdad, la poca educación que hay, en general, en España, donde, ya lo he dicho en otras ocasiones (como en el tema de la conducción, los cruces y las rotondas), la edad del individuo es inversamente proporcional a su educación. Con lo fácil que es decir por favor y gracias…

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